La caries dental supone la destrucción de los tejidos dentales duros (esmalte y dentina) por la actividad bacteriana de la cavidad oral. Estas bacterias producen, a partir de restos de alimentos, ácidos que atacan y desmineralizan el esmalte, consiguiendo perforar la pieza dental y alcanzar a la pulpa.

El tratamiento de la caries desde su origen, es crucial para evitar la aparición de problemas más graves, ya que su avance descontrolado puede causar la pérdida total del diente o complicarse con otras patologías bucales de peor pronóstico y tratamiento más invasivo.

La acción de las bacterias cariogénicas y el deterioro dental que produce, está muy influenciado por factores externos que pueden potenciar su actividad corrosiva, tales como una higiene dental inadecuada, dietas poco balanceadas, ricas en azúcares y almidones, producción inadecuada de saliva, sequedad bucal y falta de flúor.

• Cepíllate los dientes al menos 2 veces al día durante 2 minutos.
• Elige dentífricos y colutorios dentales que contengan flúor
• Cambia tu cepillo dental cada 3 meses. Aprovecha el cambio de estación para no olvidarlo.
• Incorpora el hilo dental a tus hábitos de higiene oral rutinaria para evitar caries interproximales.
• Si tienes tendencia a la caries, hazte tratamientos de sellado de fisuras dentales, los cuales formarán barreras de protección y dificultarán su formación.
• Evita el consumo excesivo de azúcares y bebidas carbonatadas así como el picoteo entre horas.
• Evita malos hábitos como el alcohol y el tabaco..
• Sigue una dieta equilibrada y rica en vitaminas.
• Bebe agua tras la ingesta de alimentos
• Visita periódicamente a tu dentista, al menos una vez cada 6 meses. Revisará tu salud dental, detectando a tiempo cualquier problema y, de necesitarlo, saneará en profundidad el estado de tu boca con una higiene dental profesional.

La gingivitis es uno de los problemas bucales más frecuentes. Se trata de una inflamación leve de las encías que provoca molestias, sangrado e irritación. En la gran mayoría de los casos está provocada por no cepillarnos los dientes lo suficiente, pero, aunque se trata de un problema reversible, debemos tomárnoslo en serio porque si lo dejamos evolucionar se puede convertir en enfermedad periodontal, problema de más difícil solución y que si no se trata puede acarrear la pérdida a veces total de los dientes.

• Inflamación y pérdida del color rosa claro de las encías.
• Sangrado en el cepillado o uso del hilo dental
• Mal aliento
• Encías retraídas
• Posibilidad de aparición de sensibilidad dental

Si no cepillamos nuestros dientes de forma correcta, la placa bacteriana se acumula en ellos. Esta placa es una especie de película pegajosa invisible llena de bacterias que hay que retirar diariamente. Si no lo hacemos, esta placa se acaba endureciendo, y se convierte en sarro que se acumula debajo de las encías. Este sarro dificulta la eliminación de la placa todavía más y además sirve de protección a las bacterias. Como consecuencia de ello, las encías se inflaman y empiezan a provocar molestias y sangrado. Si no resolvemos el problema a tiempo y dejamos que el problema se establezca, la inflamación provocará la pérdida de esas encías y del hueso que hay debajo, iniciándose así la enfermedad periodontal.

• Mala higiene bucal
• Dientes mal alineados: dificultan la correcta higiene de los mismos y por tanto favorecen la acumulación de placa y sarro y con ello el desarrollo de las enfermedades de las encías.
• Tabaco
• Edad
• Boca seca
• Aalimentación pobre en frutas y en vitaminas
• Enfermedades que afectan a la inmunidad como el VIH o la leucemia
• Cambios hormonales como los que se producen en el embarazo.

• Vigila a conciencia tu higiene dental. No solo en la cantidad de cepillados sino en la calidad de los mismos.
• Elige un cepillo dental adecuado tus encías y cámbialo cuando las cerdas pierdan eficiencia.
• No olvides la higiene interdental. Ayúdate de los cepillos interproximales y del hilo dental para llegar a las zonas de difícil acceso.
• Trata los problemas de apiñamiento dental. Unos dientes mal alineados pueden impedir mantener una higiene oral adecuada.
• Mejora la salud de tus encías con el uso de irrigadores dentales. El uso de agua a presión facilita la eliminación de restos de alimentos, sobre todo en portadores de prótesis dentales. Además ayuda a disminuir el sangrado de las encías y su inflamación.

Suele resolverse con facilidad realizando una limpieza profesional en la consulta y mejorando los hábitos de higiene, usando el hilo dental y una pasta y enjuague específicos para las encías.